Comentario
De la salida del capitán Nuño de Chaves a la población de los Jarayes, y sucesos de ella
Habiéndose aprontado el capitán Nuño de Chaves para la fundación que se la había encomendado, con toda la gente que se le ofreció ir acompañándole, salió de la Asunción el año de 1557 con 220 soldados, y más de 1.500 amigos, buen número de caballos, y bien proveído de armas y municiones; y embarcados los que iban por el río en 12 barcos de vela y remo, y muchas canoas y balsas, y navegaron felizmente, y los demás que fueron por tierra, siguieron su viaje hasta el puerto de Italin, donde se embarcaron juntamente con los indios amigos que llevaban, hasta reconocer la tierra de los Guayarapos, los cuales salieron de paz en sus canoas, y pasando adelante llegaron a las bocas de dos o tres ríos o lagunas, y no acertando a tomar el principal de su navegación, entraron por uno llamado Aracay, río poblado de muchos indios canoeros llamados Guatos, los cuales logrando la comodidad que se les ofrecía, determinaron hacer más celada, metiendo sus canoas debajo de grandes envasados de eneas y cañahejas, que hay por aquel río; y encubriéndose allí mucha cantidad de indios, aguardaron que pasase toda la fuerza de la armada, y repentinamente salieron de la celada, y acometieron por la retaguardia, donde mataron 11 españoles y más de 80 indios amigos, con que se trabó una reñida pelea entre unos y otros. Los enemigos se retiraron victoriosos del combate, que fue el 1º de noviembre, día de Todos los Santos, aciago en aquella provincia. Y tornando la armada a tomar el río principal, prosiguieron adelante con continuos asaltos que les daban aquellas naciones, principalmente los payaguaes. Pasaron el puerto de los Reyes, y llegaron a la isla de los Orejones, donde descansaron algunos días; y de allí prosiguieron al puerto de los Jeravayanes, provincia de los Jarayes, y saltaron a tierra muy contentos de su buen temple y disposición, aunque no hallaron sitio tan acomodado como convenía, y así fue determinado por Nuño de Chaves correr primero aquella tierra, y buscar planta para su fundación. Salió con toda la gente de su armada tierra adentro, dejando al cuidado de los indios Jarayes todas las embarcaciones, pertrechos y vituallas, que no pudieron cómodamente llevar, y entrando por aquel territorio, llegaron a un pueblo muy grande llamado Paisurí, nombre del indio principal de aquella comarca, el cual salió a recibirlos de paz; y prosiguiendo su camino, llegaron a los pueblos de los indios Jaramasis, donde se detuvieron algún tiempo hasta la cosecha del maíz, y después salieron de este distrito, fueron revolviendo al poniente por algunos lugares y pueblos naturales, de quienes tomaron lengua, y algunas noticias de riquezas, mucho oro y plata, y que por aquella frontera y serranías del Perú había indios Guaraníes llamados Chiriguanas, con cuya noticia caminó el general con su campo por unos bosques muy ásperos en demanda de los llamados Trabasicosis, por otro nombre Chiquitos, no porque lo sean, sino porque viven en casas muy pequeñas y redondas, y es gente muy belicosa e indómita, con quienes tuvieron varios reencuentros y escaramuzas, procurando impedir el paso a los nuestros, y se les antepusieron en una fuerte palizada, convocándose para ello todos los indios de aquella comarca; y visto por el general y demás capitanes, determinaron atacarlos, y ganarles el fuerte, dominando su soberbia para ejemplo de las demás naciones, sin embargo de saber la muchedumbre de su gente y flechería de palos venenosísimos, teniendo también emponzoñadas las puntas de sus dardos y picas, hechas de palos tostados, y muchas y agudas puntas clavadas en la tierra alrededor de la palizada, circulada de fosos, y trincheras bien dispuestas. Determinado el asalto, llegaron los nuestros hasta la palizada a pie y a caballo, matando a cuantos toparon, rompiéndola por muchas partes hasta ponerse dentro, donde fue sangriento y obstinado el choque, que se tuvo con aquellos feroces indios, que al cabo de larga resistencia fueron vencidos, y salieron muchos huyendo a otros pueblos vecinos. Hízose una grande presa de hombres y mujeres, aunque a mucha costa, porque a más de los indios y españoles que allí quedaron muertos salieron muchos heridos, como también la mayor parte de los caballos, que poco después murieron rabiando del veneno: por cuya causa, y la de estar muy distante el puerto, donde habían dejado las embarcaciones, trataron de retroceder hacia los Jarayes, como a lugar que se les había señalado para la población, como se lo propusieron y pidieron a Nuño de Chaves, quien de ningún modo quiso asentir a ello por pasar a los confines del Perú, con intento, según se entendió, de dividirse del gobierno del Río de la Plata, y hacer otra distinta provincia, en que él fuese Superior, como adelante lo veremos.